Tortugas Ninja 3

Jose vino a visitarme cuando me enfermé de varicela. Me trajo una película de Ángelo, el vecino salvadoreño, ese pelirrojo cuya lengua parecía haber sido forjado entre arrieros y verduleros bien curtidos en las artes del insulto. La película en cuestión era las Tortugas Ninja III. Esta vez las aventuras ocurrían en el Japón imperial. Viajes en el tiempo, samurais, Casey Jones -el buen Elias Koteas, quien años después sería inolvidable en La delgada línea roja- y nuestros amigos tortugosos.
Jose, Jose: gracias por esa película que luego vi tantas veces. Era la de la caja de plástico negra, como protegida del paso del tiempo en un cofre secreto, el cofre secreto de nuestra amistad.